Amigos, hoy, en vez de divertirse
con un montaje de Photoshop se van a tener que aguantar con una entrada de
texto, que estoy seguro se me da mucho peor.
El otro día estaba en un asado,
comiendo choripán y tomando fernet en un ambiente distendido cuando oí a
alguien decir “la culpa la tienen los empresarios que son todos unos hijos de
remil putas”.
Es cierto que desconozco completamente
el contexto en el cual estaba ubicada la afirmación, y también es cierto que
comprendo (o quiérolo así) que el efusivo caballero, al igual que el cangrejo
es crustáceo sin saberlo, estaba utilizando, sin ser consciente de ello, una
sinécdoque.
No me cabe (casi) ninguna duda de
que todos mis visitantes disfrutan de una refinadísima educación, cierran la
tapa del váter para hacerse fotos en el baño y jamás osarían hurgarse la oreja con las
llaves del coche. Pero por si acaso se
hubiese colado entre ustedes algún ayuno les contaré que la sinécdoque es una
forma retórica que consiste en extender, restringir o alterar de algún modo la
significación de las palabras, para designar un todo con el nombre de una de
sus partes, o viceversa; un género con el de una especie, o al contrario; una
cosa con el de la materia de que está formada, etc.
La sinécdoque puede ser, por ejemplo,
de la marca por el producto: Es habitual utilizar la palabra “savora” para
referirnos a la mostaza, aunque no sea necesariamente de esta marca. También puede
ser la sinécdoque de la especie por el género: “Ganarse el pan”, cuando uno se
refiere a “ganarse la comida”.
En el caso que nos ocupa, la
sinécdoque es del todo por la parte: el significante es “los empresarios son
todos unos hijos de remil putas” cuando el significado es “un selecto grupo de empresarios son unos
hijos de remil putas”.
Ay, El Engaño, ese camaleónico
personaje. Que no nos engañe ni con el disfraz de Erodoto ni con el de Trosko.
LOS empresarios -y mi generalización no es una forma retórica sino una
generalización real, porque me estoy refiriendo al 99% de los empresarios- lo
son de pymes. No estamos hablando de Walmart, estamos hablando de la frutería
de Don Mario; No estamos hablando de BMW, estamos hablando del taller El Perno
Rápido; No estamos hablando de Tucci, estamos hablando de Modas Julita. No
estamos hablando de rechonchas personificaciones del tipo del Monopoly, con su
bigote y su monóculo, pasando la mañana del martes en el club, jugando al golf
con pantalones de cuadros y pulover amarillo de escote en V, que mientras
saborean el Vermut disfrutan pensando en lo placentera que resulta la
explotación del proletariado y la alienación de la clase obrera.
LOS empresarios son los primeros
en llegan al lugar de trabajo, y los últimos que se marchan. Son los que no
pueden dormir por las noches porque de ellos no sólo depende el futuro propio y
el de sus familias sino, además, el futuro del 60% de los trabajadores, cuyos
puestos han creado. No estamos hablando de Héctor Magnetto o de Cristobal López,
que pase lo que pasare con sus empresas siempre se van a quedar con unos cuantos
palos verdes en el bolsillo, mínimo. Estamos hablando de tipos que se endeudan
hasta las orejas y se juegan a un proyecto en el que tienen fe, un proyecto que
va a crear verdadera riqueza para la comunidad, un proyecto que, cuando a pesar
de su esfuerzo no consiguen hacer funcionar les deja en la ruina y con el culo
al aire.
LOS empresarios sí forman parte
de la lista de verdaderos héroes y mártires de nuestra sociedad. No están en
esa lista con San Martín ni con ningún prócer, mucho menos están acompañados de
ningún político ni de este siglo ni del pasado. Están en la lista de verdaderos
héroes junto a las madres solteras que sacan a sus familias adelante sin ayuda,
junto a los maestros rurales que entregan su vida completa a dar a los niños
una oportunidad, junto a los niños que consiguen aprovecharla en contra de
todas sus circunstancias.
Saben, yo tengo muy buenas ideas
¿podría ser empresario yo? Me faltan huevos y capacidad de sacrificio para ni
tan siquiera planteármelo. Yo quiero mi contratito, mi sueldito, mi horario,
mis vacaciones y dormir como un bebé todas las noches, porque soy así de
egoísta.
Yo no soy quién para decir
quiénes son los hijos de remil putas, pero les aseguro que no son LOS
empresarios.
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