Aunque los pintores de vasijas y talladores de relieves
griegos antiguos imaginaban a Medusa y sus hermanas como seres nacidos con
forma monstruosa, los escultores y pintores del siglo V empezaron a imaginarla
como hermosa a la par que terrorífica.
En una oda escrita en el 490 a. C. por Píndaro ya se habla
de la «Medusa de bellas mejillas».4 En una versión posterior del mito, narrada
por el poeta romano Ovidio, Medusa era originalmente una hermosa doncella, «la
celosa aspiración de muchos pretendientes» y sacerdotisa del templo de Atenea.
José Manuel de la Sota, como tributo a Medusa, también se ha puesto
todo un atado de serpientes en la cabeza.
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